El cielo de veras, que no es este de ahora, el cielo de cuando te jubiles, durará todo el dĂa, todo el dĂa caerá como lluvia de sol sobre tu calva.
Estarás algo sordo para escuchar los árboles pero, de todos modos, recordarás que existen. Tal vez un poco viejo para andar en la arena, pero el mar todavĂa ye pondrá melancĂłlico.
Estarás en la orilla del mundo contemplando desfiles para niños, eclipses y regatas. Te pondrás el sombrero para mirar la luna. Nadie pedirá informes, ni balances, ni cifras. Sólo tendrás horario para tu muerte.
Pero el cielo de veras, que no es este de ahora, ese cielo de cuando te jubiles, habrá llegado demasiado tarde.