No se puede afirmar que me engañaba cuando me mentĂa. se llamaba OsadĂa y desde el primer dĂa tuvo la cobardĂa de avisar.
Quien tiene siete vidas y dos ojos de gata callejera no se va con cualquiera. De su noche se espera un broche de promesas incumplidas.
Mejor no equivocarse no me pidas jamás lo que no doy ya sabes cómo soy y si quieres me voy dijo cuando acabo de desnudarse.
Ya ves llegar a fin de mes no era con ella asunto de dinero se trataba más bien de merecer un tren de pasajeros, el tsunami de un mar hecho mujer dispuesto en cada ola a renacer. Se llamaba HerejĂa cĂłmo voy a saber si me engañaba cuando me mentĂa.
Maestra en confundir al diablo y al rey de los altares, me citaba en los bares con fuegos malabares y luego se olvidaba de acudir.
Ya ves, llegar a fin de mes no era con ella asunto de intendencia. se trataba más bien de comprender la pura impertinencia del sol cuando se cansa de asombrar, del mostrador a la hora de cerrar. Se llamaba ironĂa y no puedo jurar que me engañaba cuando me mentĂa.