Siempre había oído mentar que ante la ley era yo, igual a todo mortal. Pero hay su dificultad en cuanto a su ejecución.
Roba un gaucho unas espuelas, o quitó algún mancarrón; lo prenden, me lo enchalecan, y de malo y salteador, lo tratan y hasta el presidio lo mandan con calzador.
Vamos pues a un señorón: Tiene una casualidad; ya se ve, se remedió, un descuido que a cualquiera le sucede, sí señor.
Al principio mucha bulla, embargos, causa, prisión;
van y vienen, van y vienen, secretos, admiración. ¿Qué declara? Que es mentira, que él es un hombre de honor. ¿Y la mosca? No se sabe, el Estado la perdió; el preso sale a la calle y se acabó la función.
Y esto se llama igualdad, ¡la perra que los tiró! Porque siempre oí mentar que ante la ley era yo, igual a todo mortal. Pero hay su dificultad en cuanto a su ejecución.